20 enero, 2009

Qué de malo tiene la memoria?

Para muchos, el recordar, el situarse momentáneamente en el pasado, no sirve o no es atractivo , o lo consideran sencillamente una pérdida de tiempo.

Para otros recordar es volver a vivir, es darle la verdadera importancia que tuvieron en su momento hechos o circunstancias, más aún cuando la trascendencia de algunos obliga a su recuerdo.

Cada uno podrá adoptar cualquiera de las posiciones, o quizá alguna intermedia, o no tan comprometedora.

Se pueden traer a la memoria remembranzas de tipo familiar, de amistades, políticas, de deportes, quizá tragedias, o simplemente vivencias.

Para los que ya han estado presente en 6 décadas, que no significa precisamente tener ésa edad, algunas citas las podrán recordar, y porqué no hasta esbozarán una sonrisa.

¿ Qué hacíamos de muchachos ‘?. Después de cumplir nuestras obligaciones básicas, como estudiar, portarse bien, comer ( y para algunos también bañarse), encontrábamos siempre el espacio para jugar pelota, si , pelota callejera, con piedras y todo, se jugaba al pepo, a la rayuela, al trompo, las chicas a la macateta y apostábamos, si con los queridos y peleados billusos, o con empaques de cigarrillos.

En las calles en construcción, o por obras de infraestructura, encontramos el sitio ideal para imaginarnos escenarios de guerra.

Se esperaban los sábados para la matineé del cine, y ya teníamos la suerte de algunas peliculas en technicolor. La música al prinicipio no nos interesaba mucho, y algunos si compartíamos la afición de los un poco mayores por los LP y discos de 45,

A mediados de los sesenta,en la tele, en blanco y negro desde luego( y sin control remoto) nos deleitábamos con las series como el Dr Kildare, Perry Mason, La Hechicera, El Fugitivo, Misión Imposible, Los Intocables y Combate como las de mayor audiencia.

Nos llamaban la atención las revistas ( ahora los comics) de Tarzán, Supermán, Roy Rogers, Memin Penguin, El Santo, para las chicas Susy, leíamos también Chanoc, El Fantasma, Fantomás, y en el diario las tiras cómicas de Doña Tremebunda, Lorenzo y Pepita, Los Pilluelos, Popeye el Marino, Mark Trail, Dick Tracy, Falluteli o el Príncipe Valiente.

Los inolvidables dibujos animados ( ahora los llaman cartoons), quién no se instaló a ver El Gato Félix, La Tortuga D’Artagnan, El Lagarto Juancho, Buggs Bunny, Donald, Mickey Mouse, Leoncio el León, ( muy ingenuos por cierto, pero los hicimos nuestros favoritos).

Si está leyendo usted, con menos de 35 años, dudará, pensará, si era posible divertirse sin nintendo, betamax, VHS, Atari o Play Station, no se imaginarán por cierto que una PC era algo de ciencia ficción en ésos días.

El celular no era algo que no era posible pensarlo, recordemos que el Super Agente 86 lo llevaba en el tacón de su zapato, pero lo veíamos sólo en películas, y además no se podían pasar los mensajitos.

Ya después llegó la época de las telenovelas, y aunque algunos no lo admitían se seguía Gutierritos, Ayúdame tú, Renzo el Gitano, Peyton Place, Simplemente María, Los Hermanos Coraje, entre otras, que quizá algunos aún no quieran reconocer su afición

Para los que amamos siempre el deporte disfrutábamos de domingos de fútbol en que tuvimos la suerte de ver a Bolaños, Lecaro ,Macías, Wacho Muñoz, Polo Carrera, Moacyr, en el béisbol nos atraían los batazos de Panchón y Látigo, los lanzamientos de Tuñon y la inmensa calidad de Bonifacio, Eloy Guerrero, el negro Ochoa entre otros, en el deporte de la canasta fueron nuestros ídolos Chato Mejía, Nico Lapentti, Abel Jiménez, Juan Sala entre los más destacados.

Los tiempos fueron cambiando, llegó la tele a colores, las series como Starsky & Hutch, El Hombre de los 6 Millones, Hawaii 5-0, La Isla de la Fantasía, y eran ya otro tipo de diversiones, como eran otras las inquietudes propias de la edad que empezaban a aparecer.

Pasaron muy rápido los años, todo evolucionó muy rápido, lo que llegó en su momento , sin mucho apuro fueron algunas cosas que ahora resultarían ridículas como los permisos para llegar a las doce de la noche de alguna fiesta, el esperado momento de tener las llaves de casa, el respeto y el obligado USTED O DON a los amigos de nuestros padres ( los amigos de nuestros hijos nos llaman por el nombre, o simplemente nos tutean), el miedo a ser descubiertos en nuestros primeros tragos, era felizmente aplacado por la inmensa alegría de estar en la esquina del barrio, o en las fiestas de pavo.

Definitivamente fue todo rápido, de Enrique Guzmán, Leo Dan, César Costa, Sandro, Náufragos, Iracundos, Corvets, llegó Elton John, Paul Mc Cartney, Carpenters, tan rápido que no nos dimos cuenta cuando se mezcló con la música disco, ni el paso de los discos de acetato, a los cassettes, los videos, hasta llegar al DVD.

Sin duda todo ahora es distinto, nuestros hijos ya no paran en las esquinas, ya no pelotean en las calles, ya no leen revistas como las nuestras, los dibujos animados nos parecen cada vez más raros, la tele, los videos,la computadora y el celular destronaron totalmente a nuestras inocentes maneras de divertirnos.

Sin embargo lo disfrutamos mucho, quizá de manera más intensa, sin tecnología, con ingenuidad, con miedos y atrevimientos al mismo tiempo, con respeto e irresponsabilidad, pero fue nuestra época, muy diferente, pero muy linda, tanto así que quizá nos marcó demasiado, y nos ayudó a ser lo suficientemente creativos para poder divertirnos ahora también.

¿Que nó sirve recordar’?, es posible, que suena a nostálgico, puede ser también verdad, pero al leer éstas líneas, ¿ no se le pasó rápidamente una película sintética de su niñez y juventud ?, y seguramente agregó muchas vivencias más, porque después de todo,

¿ Qué de malo tiene la memoria ?.


ANTONIO UBILLA MANCHENO

09 enero, 2009

LA RADIO

¿Recuerdan ustedes aquella cuña de hace más o menos una década?

Aquel espacio nos explicaba la magia que puede desarrollar la radio, la posibilidad que al escuchar algo imaginemos cosas o nos situemos en escenarios ficticios.

" La radio Reyes, la radio" decía el locutor y nos transmitía el mensaje de la importancia de aquel artefacto, cada vez más pequeño y sofisticado comparado con aquellos que recuerdo, cuya tecnología de entonces no resiste comparación a la actual.

Siendo muy pequeño, cuando asistía a la tribuna del estadio Modelo, me atraía mucho aquello de las cabinas de las radios, podía ver a través de sus ventanales a los comunicadores de entonces, justo aquellos a los que oía en las tardes que no concurría al fútbol, y en los espacios de programación que seguía cuando el tiempo de mis clases y tareas lo permitía.

Recuerdo a grandes narradores desde esos años, a Román Soto, Rudy Ortiz, Jacinto Landázuri, Ecuador Martínez, luego la figura de Petronio Salazar, los relatos de Edgar Villarroel, y seguía atentamente los comentarios de personajes importantes del periodismo , cito entonces a Mauro Velásquez, Manuel Kun Ramírez , Guillermo Valencia, por nombrar unos pocos.

Con el paso del tiempo mi afición por escuchar programas deportivos en la radio me hizo fiel seguidor del maestro Ricardo Chacón García de quién pude disfrutar y aprender muchas cosas del mundo del deporte, sintonizar el programa de opinión de Mauro Velásquez y Marcos Hidalgo era realmente un lujo para mi casi adicción al deporte, los relatos y comentarios de béisbol y boxeo de Jorge Akel, la opinión siempre mesurada y objetiva de Manuel Kun, el inconfundible estilo de Pablo Vela, el romanticismo de un Arístides Castro, sin considerar en estas líneas todo lo que consumía como lector de diarios y revistas.

En los primeros años de la televisión podía seguir los comentarios de Manuel " Chicken" Palacios, Francisco Doylet y Manuel Puga Dillon.

¿ QUÉ PASÓ EN LA RADIO ?

De aquellos tiempos en que los seguía desde mi casa, luego con un pequeño radio a transitores que me acompañaba a los partidos de fútbol, béisbol , basket, y también a las reuniones de boxeo, hasta la época en que ya los oía desde el aparato de mi vehículo, fue una constante en el momento de decidir lo que me gustaba hacer.

Crecí y aumentaba mi afición por el deporte y por la radio, con el paso del tiempo ya teníamos la posibilidad de partidos y programas por la tele, pero siempre y a todo momento el mejor recurso fue la radio.

Después de haber nombrado a estos referentes de siempre, en los últimos años se sumaron a ellos los nombres de Carlos Víctor Morales, Patricio Cornejo, Diego Arcos, Carlos Ramón Loor, Andrés Guschmer, Frank Maridueña, Ricardo Doylet, Alfonso Harb, que mantuvieron mi inmensa afición por los programas deportivos, y mayor satisfacción de poder compartir con algunos ya desde mi posición de colaborador con medios.

Siendo todavía un permanente seguidor de transmisiones y programas deportivos, veo con real preocupación y honda decepción, una actualidad de personajes que se permiten utilizar el micrófono en un espacio radial para ventilar rencillas personales, frustraciones que quieren disfrazar con gritos histéricos e insultos, posturas ridículas de resentidos hinchas de algún equipo, supuestas demostraciones de capacidad y hombría, uso irresponsable e indiscriminado de epítetos que pueden ofender a algún oyente menor de edad o alguna dama.

Quizá lo más lamentable es que algunos de los que gritan y vociferan en un micrófono, insultan a alguien, y que en muchas ocasiones se refieren a colegas, y aunque le parezca mentira a compañeros del mismo medio, a los que ofenden y degradan, no tienen la necesaria frontalidad de decirlas o sostenerlas cuando los tienen al frente.

Si a muchos les parece que esas demostraciones son agradables y se traducen en supuestos ratings, o que los convierte en personajes protagonistas, es penoso, seguiré augurando que la radio sea lo que siempre disfruté y que los conductores me enseñen, informen , orienten y distraigan, los de la otra corriente poco a poco se ubicarán en la mediocridad y estupidez de sus acciones.


ANTONIO UBILLA MANCHENO ENERO 8 DE 2009